jueves, 30 de junio de 2016

El Evangelio de hoy es una muestra de la misericordia del Salvador en dos aspectos al mismo tiempo: ante la enfermedad del cuerpo y ante la del alma. Y puesto que el alma es más importante, Jesús comienza por ella.


miércoles, 29 de junio de 2016

Jesús quiso dejar un pastor que, en su nombre, gobernara y evangelizara a la Iglesia, y por eso le dio palabras de sabiduría y de ciencia para que con ellas dirigiera el caminar del pueblo de Dios. 



viernes, 24 de junio de 2016

Qué diferente sería el mundo si todos los cristianos fuéramos como Juan Bautista, si nos dedicáramos a preparar el camino del Señor para los demás, si fuéramos testigos vivos de que es posible seguir a Cristo con coherencia y en todo.



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Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66. 80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
-«¡ No! Se va a llamar Juan. »
Le replicaron:
-«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
-«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

Oración introductoria:

Señor, Tú nos enseñaste que la oración de tus discípulos es un combate, que velando en la oración es como no se cae en la tentación. Ayúdame a vigilar siempre y a orar continuamente.

Petición:

Señor, te pido la gracia de vivir con el mismo celo, la misma fidelidad y fe que Juan el Bautista.

Meditación:

Juan es un buen ejemplo para nosotros. Veamos su vida: se le encargó una tarea que cumplir y él la aceptó plenamente. Desde su niñez se preparó para cumplir con su misión. Vivía lo que predicaba y amaba la Palabra de Dios que anunciaba. Su vida y su mensaje eran una sola cosa, por eso la gente lo escuchaba. No había en él doblez ni hipocresía. A diferencia de Juan, cuántas veces nos da pereza formarnos en nuestra fe cristiana; cuántas veces nuestras palabras, nuestros pensamientos y nuestros gestos no son coherentes ni corresponden a la verdad de lo que somos. Juan nos ayuda con su ejemplo a luchar contra toda forma de falsedad y a entregarnos a la misión, dándonos tiempo para formarnos. Juan fue al desierto para escuchar con más claridad la voz de Dios y descubrir su vocación. Hagamos más “desiertos” en nuestra vida, vivamos de forma más desapegada, desprendida de las cosas y situaciones humanas para escuchar también la Palabra de Dios. Qué diferente sería el mundo si todos los cristianos fuéramos como Juan Bautista, si nos dedicáramos a preparar el camino del Señor para los demás, si fuéramos testigos vivos de que es posible seguir a Cristo con coherencia y en todo.

Reflexión apostólica:

Nuestra misión es difundir en el mundo el Reino de caridad de Cristo en los diversos sectores de la vida social a través de la formación de laicos comprometidos. Hemos de esforzarnos por construir la civilización de la justicia y del amor a través de la gama de apostolados del Regnum Christi.

Propósito:

Que mi vida cristiana y mi apostolado sean como el de Juan el Bautista para que, por medio de ellos, las personas se acerquen a Jesús y hagan la experiencia de Dios.

Diálogo con Cristo:

Señor, que el ejemplo de Juan el Bautista que he contemplado en esta oración, me estimule y anime a ser como él, austero conmigo mismo y magnánimo en el amor a tu Reino. Quiero vivir dedicado a testimoniarte. Que quien me mire te vea a ti, Jesús.

«Cada día sé de nuevo, comprométete de nuevo; ejerce la acción de tu libertad, subyugada por el amor, en la más absoluta entrega de ti mismo» (Cristo al centro, n. 1474).

jueves, 23 de junio de 2016

Hacer de la amistad con Él el fundamento de nuestra vida, de nuestras relaciones con los demás, de nuestras decisiones, es lo que nos da la firmeza de la Roca. Es en el ámbito de esa amistad donde vamos descubriendo, sin asustarnos, lo que realmente somos y lo que estamos llamados a ser.


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Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,21-29:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

  • Edificar sobre roca

Hablar de edificar en tiempos de crisis es tarea aventurada y para pocos, y esto tanto en lo material (sólo los que tienen mucho dinero pueden hacerlo) como en lo espiritual. Sin embargo es justamente en la pobreza del espíritu, es decir, en el abandono en Dios, donde se encuentra uno con lo verdaderamente sólido: Jesucristo, “el amigo que nunca falla”, y con nuestra propia realidad que está más allá de nuestros defectos y hasta de nuestros pecados, que es ser sus imágenes y semejanzas suyas, llamadas a ser ¡hijos de Dios!... Hacer de la amistad con Él el fundamento de nuestra vida, de nuestras relaciones con los demás, de nuestras decisiones, es lo que nos da la firmeza de la Roca. Es en el ámbito de esa amistad donde vamos descubriendo, sin asustarnos, lo que realmente somos y lo que estamos llamados a ser.
Vendrán vendavales, tormentas, cruces, pobrezas las llamaba en el comentario a la primera lectura, pero si trabajo por morar donde Él mora en mí o, si ya moro con Él en el hondón del alma, nada de esto podrá quebrarme.
Ser amigo de Él es fruto de estar con Él, de escucharle, de contarle mis cosas y oír lo que me sugiere en su Palabra, en los hechos. Ser amigo de Él supone intentar día tras día poner en práctica lo que su Espíritu suscita en mi corazón.
¿Hago amistad con Cristo? ¿Es la roca firme de mi vida?
Monjas Dominicas Contemplativas Monjas Dominicas Contemplativas 
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucia (Orihuela)
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miércoles, 22 de junio de 2016

A veces, sucede que intereses personales o grupales llevan a las personas a proclamar como falsos a los profetas que anuncian la verdad que incomoda. 

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Del santo Evangelio según Mateo 7,15-20

«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis.¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.

REFLEXIÓN

• Estamos llegando a las recomendaciones finales del Sermón del Monte. Comparando el evangelio de Mateo con el de Marcos se percibe una gran diferencia en la manera en que los dos presentan la enseñanza de Jesús. Mateo insiste más en el contenido de la enseñanza y lo organiza en cinco grandes discursos, de los cuales el Sermón del Monte es el primero (Mt 5 a 7). Marcos, por más de quince veces, dice que Jesús enseñaba, pero raramente dice lo que él enseñan. A pesar de estas diferencias, los dos concuerdan en un punto: Jesús enseñaba mucho. Enseñar era lo que Jesús más hacía (Mc 2,13; 4,1-2; 6,34). Era su costumbre (Mc 10,1). Mateo se interesaba por el contenido. Marcos ¿se interesaba por el contenido? ¡Depende de lo que entendemos por contenido! Enseñar no es sólo cuestión de comunicar verdades para que la gente las aprenda de memoria. El contenido no está sólo en las palabras, sino también en los gestos y en la manera que Jesús tiene de relacionarse con las personas. El contenido no está nunca desligado de la persona que lo comunica. La persona es la raíz del contenido. La bondad y el amor que transparen en las palabras y en los gestos de Jesús forman parte del contenido. Son su espesor. Contenido bueno sin bondad es como leche derramada. No convence y no hay conversión.

• Las recomendaciones finales y el resultado del Sermón del Monte en la conciencia de la gente ocupan el evangelio de hoy (Mt 7,15-20) y de mañana (Mt 7,21-29). (La secuencia de los evangelios diarios de la semana no es siempre la de los evangelios mismos).

Mateo 7,13-14: Escoger el camino recto
Mateo 7,15-20: Los profetas se conocen por los frutos
Mateo 7,21-23: No sólo hablar, sino practicar
Mateo 7,24-27: Construir la casa sobre roca
Mateo 7,28-29: La nueva conciencia de la gente

• Mateo 7,15-16ª: Cuidado con los falsos profetas. En el tiempo de Jesús, había profetas de todo tipo, personas que anunciaban mensajes apocalípticos para envolver a la gente en los diversos movimientos de aquella época. Esenos, fariseos, celotes y otros (cf. At 5,36-37). En el tiempo en que Mateo escribe había también profetas que anunciaban mensajes diferentes del mensaje proclamado por las comunidades. Las cartas de Pablo mencionan estos movimientos y tendencias (cf 1Cor 12,3; Gal 1,7-9; 2,11-14;6,12). No debe haber sido fácil para las comunidades hacer el discernimiento de espíritus. De aquí la importancia de las palabras de Jesús sobre los falsos profetas. La advertencia de Jesús es muy fuerte: "Cuidado con los falsos profetas: ellos viene vestidos con pieles de oveja, pero dentro son lobos feroces” .Jesús usa esta misma imagen cuando envía a los discípulos y a las discípulas en misión: “Os mando como cordero en medio de lobos”(Mt 10,16 y Lc 10,3). La oposición entre lobo voraz y manso cordero es irreconciliable, a no ser que el lobo se convierta y pierda su agresividad como sugiere el profeta Isaías (Is 11,6; 65,25). Lo que importa aquí en nuestro texto es el don del discernimiento. No es fácil discernir los espíritus. A veces, sucede que intereses personales o grupales llevan a las personas a proclamar como falsos a los profetas que anuncian la verdad que incomoda. Esto aconteció con Jesús. Fue eliminado y condenado a muerte como falso profeta por las autoridades religiosas de la época. De vez en cuando, lo mismo ha ocurrido y sigue ocurriendo en nuestra iglesia.

• Mateo 7,16b-20 : La comparación del árbol y sus frutos. Para ayudar en el discernimiento de espíritus, Jesús usa la comparación del fruto: “Por los frutos os reconocerán”. Un criterio similar lo había sugerido ya el libro del Deuteronomio (Dt 18,21-22). Y Jesús añade: “Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. En el evangelio de Juan, Jesús completa la comparación: “Si alguna de mis ramas no produce fruto, él lo corta; y limpia toda rama que produce fruto para que dé más. Esas ramas son arrojadas fuera y se secan como ramas muertas.” (Jn 15,2.4.6)

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

• ¡Falsos profetas! Conoces algún caso en que una persona buena y honrada que proclamaba una verdad incómoda fue condenada como falso profeta?

• Al juzgar por los frutos del árbol de tu vida personal, ¿cómo te defines: falso o verdadero?

martes, 21 de junio de 2016

Jesús, es verdad que el camino de santidad es un camino de lucha, que la puerta es estrecha y el camino a veces se hace cuesta arriba. Pero cuando me tomo en serio mi vida cristiana, compruebo una vez más que «lucha es sinónimo de Amor»


Mateo 7, 6, 12-14

«No deis las cosas santas a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas y revolviéndose os despedacen.

Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos: Esta es la Ley y los Profetas.

Entrad por la puerta angosta, porque amplia es la puerta y ancho el camino que conduce a la perdición, y son muchos los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la Vida, y qué pocos son los que la encuentran!» (Mateo 7, 6, 12-14)

Reflexión. Autor: Pablo Cardona. Fuente: almudi.org (con permiso)

1º. +La primera advertencia que me haces hoy, Jesús, es que dé a «las cosas santas» la importancia que tienen: en concreto, los sacramentos, y -entre éstos- especialmente la Eucaristía.

Que la trate con veneración, pues es tu Cuerpo mismo.

Que no me acostumbre a lo que es santo, y que trate con especial respeto todo lo sagrado: los vasos sagrados, los vestidos sagrados -los ornamentos-, y los lugares sagrados.

Más aún he de tratar con especial respeto a las personas consagradas a Ti: los sacerdotes y religiosos.

+El segundo consejo es conocido como «la regla de oro»: «Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos».

Es un consejo práctico que procede del mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo.

Sin embargo, no es sencillo de cumplir.

¿Cómo trato de ponerlo por obra con los que están a mi lado?

¿Busco siempre el modo de servir a los demás en pequeños detalles, como me gustaría que hiciesen conmigo?

+El tercer consejo es que para entrar por la puerta y recorrer «el camino que conduce a la Vida», he de luchar.

La santidad requiere esfuerzo, porque la puerta es «angosta y el camino estrecho», y es fácil desviarse.

Por eso, hoy me puedo preguntar: ¿estoy luchando, de verdad, por ser santo?; ¿me propongo metas de mejora e intento seriamente cumplirlas?; ¿acudo con puntualidad a la dirección espiritual? para concretar los puntos en los que puedo y debo mejorar?

Si no noto la exigencia de la lucha por ser santo, muy posiblemente lo que ocurre es que estoy yendo por la senda ancha que tantos y tantas eligen, pero «que conduce a la perdición».

2º. «Has notado con más fuerza la urgencia, la «idea fija» de ser santo; y has acudido a la lucha cotidiana sin vacilaciones, persuadido de que has de cortar valientemente cualquier síntoma de aburguesamiento.

Luego, mientras hablabas con el Señor en tu oración, has comprendido con mayor claridad que lucha es sinónimo de Amor; y le has pedido un Amor más grande, sin miedo al combate que te espera, porque pelearás por Él, con Él y en Él» (Surco 158).

Jesús, es verdad que el camino de santidad es un camino de lucha, que la puerta es estrecha y el camino a veces se hace cuesta arriba.

Pero cuando me tomo en serio mi vida cristiana, compruebo una vez más que «lucha es sinónimo de Amor»: porque me esfuerzo no por un deseo personal de perfeccionismo o por destacar, sino para cumplir tu voluntad, para encontrarte en las más variadas actividades del día, para ser luz que ilumine a mi alrededor.

Jesús, Tú has muerto en la Cruz para que yo pueda ser hijo de Dios, para darme la gracia.

Esa gracia que me hace hijo de Dios, te ha costado mucho: es la perla más valiosa que tengo.

El pecado es echar esa perla a los cerdos, es tirar una cosa santa a los perros.

Ayúdame a no cometer pecados, ni siquiera pequeñas faltas, cortando «valientemente cualquier síntoma de aburguesamiento.»

Jesús, quiero ser santo: amarte sobre todas las cosas y amar a los demás como Tú los amas.

Dame «un Amor más grande», para poder pelear cada día por Ti y en Ti.



Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona

lunes, 20 de junio de 2016

Jesús nos enseña cuál ha de ser el comportamiento entre sus discípulos: no ver la brizna que está en el ojo del hermano, no tirar perlas a los puercos, no tener miedo a pedir a Dios cosas... Estos consejos culminan en la Regla de Oro: hacer al otro lo que nos gustaría que hicieran con nosotros.

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Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»

«Sed misericordiosos de corazón»

Mateo con el Sermón de la Montaña, quiere mostrar cómo ha de ser la vida de la comunidad de creyentes. El compromiso del evangelio exige «amaros unos a otros como Yo os amé. En eso conocerán todos que sois mis discípulos.»

Jesús nos enseña cuál ha de ser el comportamiento entre sus discípulos: no ver la brizna que está en el ojo del hermano, no tirar perlas a los puercos, no tener miedo a pedir a Dios cosas... Estos consejos culminan en la Regla de Oro: hacer al otro lo que nos gustaría que hicieran con nosotros.

«No juzgar, y no seréis juzgados.» Es la primera condición para lograr una convivencia transparente. ¿Qué significa esto concretamente? Sólo Dios Padre conoce los profundos sentimientos e intenciones de nuestros actos. Sólo a Él corresponde juzgar las obras de los hombres. Y Dios nos acepta tal como somos. Por eso, aceptar al otro como es, sin ideas preconcebidas, sin prejuicios, es vivir esa cercanía de Dios que nos hace hermanos, que nos obliga a la acogida en el amor mutuo.

Además, insiste Mateo, «¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu ojo? (…) Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y, entonces, podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.» No habla aquí el evangelio de los fariseos que menosprecian a la gente y se consideraban mejores que los demás. En realidad, la frase de Jesús sirve para todos. Solemos tener un doble rasero para medir nuestros actos o los actos de los demás. Nos atrevemos a adivinar las «perversas» intenciones de los otros proyectando muchas veces nuestras propias incongruencias.

La enseñanza que Mateo nos inculca es que dejemos en manos de Dios juzgar las intenciones de los demás y aprendamos a aceptar y abrazar a nuestro prójimo como hermano querido. Que valoremos a los demás, sin condenas ni descalificaciones y, al fin de cuentas, como rezamos en el Padre nuestro: «Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Tengamos un corazón comprensivo, misericordioso y abierto al socorro de los demás. Tengamos el corazón de Dios.

¿Somos generosos al aceptar a los demás?


D. Oscar Salazar, O.P.
Fraternidad San Martín de Porres (Madrid)
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viernes, 17 de junio de 2016

La palabra de hoy nos recuerda allí en donde esta tu tesoro, allí estará también tu corazón. Es un llamado que nos hace a construir nuestra vida en un cemento sólido, en terreno sólido, a construir en Dios, en sus proyectos de amor y felicidad para nosotros.




EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 6,19-23


"No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban.
Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.
Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!"



Palabra de Dios

P. Ivanildo Sales Chavez Asesor de la Pastoral Juvenil de los Agustinos Recoletos


Una vez más la palabra nos vuelve a golpear nuestro corazón, nos trae este hermoso pasaje del Evangelio de hoy, nos llega para ayudarnos a reflexionar un poco más sobre nuestra vida. La pregunta que podríamos hacernos es ¿dónde está nuestro corazón, dónde está nuestro tesoro?, ¿en qué consiste nuestro tesoro?, ¿quien es el dueño de nuestro corazón?.

La palabra de hoy nos recuerda allí en donde esta tu tesoro, allí estará tambien tu corazón. Es un llamado que nos hace a construir nuestra vida en un cemento sólido, en terreno sólido, a construir en Dios, en sus proyectos de amor y felicidad para nosotros.

Pues son tantas las cosas que quiere ocupar el espacio de nuestro corazón, el mundo nos abruma con tantas respuestas seductoras y atractivas y a veces facilmente caemos en estas trampas aparentemente tan llenas de luces.

Estamos llamados a construir nuestra vida con los valores evangélicos, con la propuesta de Jesús, cuando nosotros encontramos algo en la vida que es valioso, algo que es caro, merece la pena cuidarlo, no queremos perderlo de forma alguna.

Si tener a Jesús en la vida es el tesoro mas grande y precioso que podamos encontrar, su amor nos basta y sobra.

Ojala que puedan descubrir en la sencillez de nuestro día ese tesoro tan rico, tan caro, tan valioso. Que así podamos llevar en nuestros ojos el reflejo de su brillo y resplandor. Que así sea.

jueves, 16 de junio de 2016

Jesús nos invita a orar sin demasiadas palabras, como el hijo que habla con su papá: sin palabras complicadas ni grandes discursos, con la sencillez de quien sabe que su padre lo escucha y desea lo mejor para él.



EVANGELIO SEGUN SAN MATEO 6, 7-151.712 vistas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, porque el Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidas. Ustedes recen así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonás a los demás sus culpas, también tu Padre del cielo les perdonará a ustedes. Pero si no perdonás a los demás, tampoco tu Padre perdonará sus culpas."

Palabra de Dios
De nuestra redacción


En el evangelio de hoy Jesús enseña a sus discípulos a rezar el Padrenuestro. Es una de las primeras oraciones que aprendemos cuando somos niños, sin embargo la más valiosa. Jesús nos invita a orar sin demasiadas palabras, como el hijo que habla con su papá: sin palabras complicadas ni grandes discursos, con la sencillez de quien sabe que su padre lo escucha y desea lo mejor para él.

Compartimos una pequeña reflexión para tener en cuenta:

No digas Padre, si cada día no te portas como un hijo.
No digas nuestro, si vives aislado en tu egoísmo.
No digas que estás en el cielo, si sólo piensas en las cosas terrenas.
No digas santificado sea tu nombre, si no lo honras.
No digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material.
No digas hágase tu voluntad, si no la aceptas cuando es dolorosa.
No digas danos hoy nuestro pan de cada día, si teniéndolo tú, no te preocupas por la gente sin vivienda, sin medios,....
No digas perdona nuestras ofensas, si guardas rencor a tu hermano.
No digas no nos dejes caer en la tentación, si tienes la intención de seguir pecando.
No digas líbranos del mal, si no tomas parte activa contra el mal.
No digas amén, si no has tomado en serio las palabras del Padre Nuestro.

Le pedimos al Padre Dios que nos de la gracia de ser cada día más conscientes de nuestra condición de hijos amados suyos. Cuán diferente es la vida cuando sabemos que un papá grande nos cubre la espalda, que "el otro" no es otro cualquiera, sino hijo también amado por mi Padre. ¡Que tengas un hermoso día!

miércoles, 15 de junio de 2016

Hoy Jesús nos hace un llamado enérgico a la rectitud y a la pureza de intención, de tal modo que las obras sean dirigidas al Padre para que solamente Él las conozca.


Lectura del santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.

”Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú de limosna, que nos sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

”Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.

”Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”.

Meditación

Que tus intenciones sean puras
En el Evangelio de Mateo, justicia equivale a santidad, entendiendo santidad como cumplimiento de la voluntad de Dios. Hoy leemos una enseñanza de Jesús sobre tres prácticas fundamentales de la piedad judía: la limosna, la oración y el ayuno. Para que verdaderamente las obras buenas sean obras santas, deben practicarse con rectitud de intención, y serán obras justas que llevarán el sello de Cristo.

No negabas, Señor, las leyes y prácticas de obras buenas del judaísmo, como la limosna, la oración y el ayuno. Sin embargo, les señalabas a tus discípulos una novedad, que era la del espíritu con el que se les debía ir dando cumplimiento. Hoy me lo dices a mí, Jesucristo y salta a la vista y a mi voluntad, un llamado enérgico a la rectitud y a la pureza de intención, de tal modo que las obras sean dirigidas al Padre para que solamente Él las conozca. Desde que nace un pensamiento hasta su ejecución en la práctica, este imperativo irá saneando las intenciones, las actitudes y los actos. Por experiencia sabemos que la rectitud de intención nos va liberando de la soberbia y nos lleva a rectificar errores y a enderezar caminos en los que se ha ido filtrando, sutilmente, la vanidad.

Reflexión apostólica

Limosna, oración y ayuno son tres aspectos que en la vida del apóstol hay que considerar y revisar continuamente, de cara a Dios. A la luz de este Evangelio vemos con claridad la disyuntiva: la búsqueda de la recompensa de Dios o pactar con la del hombre.

Fomentemos una actitud habitual de generosidad. En las obras de apostolado del Movimiento Regnum Christi, en el trabajo en las parroquias, etc. encontraremos los canales para orientar la donación y entrega, busquemos ser generosos especialmente en la entrega de nuestro tiempo a los demás y a las necesidades de la Iglesia.

Propósito

Revisar en el balance, la rectitud de intención en este día.
Autor: Regnum Christi

Fuente: Regnum Christi 

martes, 14 de junio de 2016

Jesús nos pide que seamos aquello que estamos llamados a ser. Que nos atrevamos a poner en juego toda nuestra capacidad, nuestras posibilidades… y descubriremos que Dios ha puesto en nosotros también el potencial para amar a los “enemigos”.



Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»


  • “Si sólo amáis a los que aman ¿qué mérito tenéis?"

El evangelio nos sitúa hoy ante estas pocas frases de Jesús que vienen a poner directamente el dedo en la llaga. Es precioso decir y creer de corazón que Dios es AMOR. Y precisamente por ser Amor, “hace salir su sol sobre buenos y malos”. Del mismo modo actúa Jesús, no sólo con sus palabras, sino con toda su vida: atiende las necesidades de las personas y perdona en toda situación a quienes se sitúan como sus enemigos. Con un perdón que incluye el amor compasivo.
El ser humano tiene una capacidad inmensa de entrega, y todos tenemos mil motivos de admiración y agradecimiento por el don desinteresado de tantos hombres y mujeres en favor de los más débiles… Sin embargo, también forma parte de nuestra condición humana esa dificultad para amar a los enemigos. Los cercanos y los lejanos. Quienes hacen difícil nuestra vida personal y aquellos que sentimos que están haciendo un gran daño a la humanidad en lugares y situaciones tan diversas…
Por eso Jesús nos dice que “seamos perfectos como el Padre celestial es perfecto”. Bien sabemos todos que no podemos ser perfectos como Dios. ¿Qué nos dice entonces Jesús? Me aventuro a balbucear que nos pide que seamos aquello que estamos llamados a ser. Que nos atrevamos a poner en juego toda nuestra capacidad, nuestras posibilidades… y descubriremos que Dios ha puesto en nosotros también el potencial para amar a los “enemigos”. Quizá nos pueda ayudar en este camino algo que no es tan difícil de realizar, aunque a veces pueda resultar costoso: orar por los “enemigos” lejanos y cercanos.
Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo 
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lunes, 13 de junio de 2016

Su invitación nace de su experiencia de Dios. El Padre de todos no es violento, sino compasivo. No busca la venganza ni conoce el odio. Este Dios que no excluye a nadie de su amor nos ha de atraer a vivir como él.





Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»


  • «Yo os digo: no hagáis frente al que os agravia»

Jesús quiere desmarcar a sus seguidores de las leyes que regían la vida de los judíos de su tiempo. Quiere unos valores distintos, unas actitudes similares a las que él mismo tenía y según las cuales vivía y se comportaba.
Jesús opone a la ley del talión con el mandamiento del amor.
Sus discípulos no deben pagar con la misma moneda, no deben responder con mal a los que les hacen mal. Esto es lo que quiere decir cuando les enseña a no hacer frente a los que les agravian. El mal sólo puede superarse con el bien, no con el equilibrio de la ley, sino con el desequilibrio del amor. Olvidarse de esto es caer en el círculo vicioso de la venganza y de la violencia, en la trampa de una ley entendida como trampa del amor, en donde éste quedaría atrapado.
Su invitación nace de su experiencia de Dios. El Padre de todos no es violento, sino compasivo. No busca la venganza ni conoce el odio. Este Dios que no excluye a nadie de su amor nos ha de atraer a vivir como él. Atraídos por él, aprendemos a no alimentar el odio contra nadie, a superar el resentimiento, a hacer el bien a todos para ir transformando poco a poco nuestro corazón.
Pero superar el impulso de responder a quien nos hace daño no es fácil, pero es lo que mejor nos identifica con aquel que murió rezando por quienes lo estaban crucificando: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».
¿Qué lugar ocupa en mi vida cotidiana la Ley del Talión?
¿Estoy dispuesto a ir transformando, poco a poco, mi corazón hacia el mandamiento del amor?
Dña. María Teresa   Fernández Baviera, OPDña. María Teresa Fernández Baviera, OP
Fraternidad Laical Dominicana deTorrent (Valencia)
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viernes, 10 de junio de 2016

Un campo en el que podemos practicar la caridad es el de nuestras relaciones con los demás, sobre todo en la familia, en el trabajo, en la escuela.

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Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»

Meditación

Dios es la fuente del amor. En Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo hay una comunión de amor. Y aunque Dios nos expresa su amor en la creación, la revelación plena del amor es Cristo que se encarna por nosotros, que es Amigo fiel, Compañero, Padre, etc.

Él tiene sed de amar y de ser amado por todos nosotros. Nos llama a aprender a amar a los otros como Él. Aprender a amar es un camino que requiere un aprendizaje laborioso, pero en él contamos con Cristo que nos da ejemplo y nos sostiene. Y porque contamos con su ayuda, nos invita incluso a dar la propia vida por los demás, apoyados en el amor que Él nos tiene.

Un campo en el que podemos practicar la caridad es el de nuestras relaciones con los demás, sobre todo en la familia, en el trabajo, en la escuela. En esos ámbitos, nuestra principal tarea es la de ser testigos de la caridad. Dios no nos llama a disecar el corazón, sino a atrevernos a amar como Él, a no desear más que un amor fuerte y hermoso, puro, constante, capaz de hacer de toda nuestra vida una gozosa entrega a Dios y a los otros, principalmente en la propia familia.


El tesoro

Muy posiblemente nos ha pasado a todos nosotros que cuando leímos por primera vez este pasaje intermedio del evangelio de hoy, pensamos que Jesús exageraba. ¿Cómo va a pedirnos que nos arranquemos un ojo y nos cortemos la mano? El secreto de las palabras de Jesús está en haber descubierto nuestro tesoro, el que nos hace felices, el que nos señala el camino para disfrutar de la vida, por el que se puede vender todo para comprarlo. Y sabemos que ese tesoro es Jesús, su evangelio. Si hay algo, aunque sea mi ojo, mi mano, mi pie que no me deja disfrutar de mi tesoro… tendré que rechazarlo y seguir disfrutando de mi tesoro y de la felicidad, la alegría, el sentido, la ilusión, la esperanza que me proporciona.


Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)
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jueves, 9 de junio de 2016

HOY nos dice a nosotros, cristianos del siglo XXI, que presentemos “nuestras ofrendas” con sinceridad, que nos presentemos “ante el Altar” reconciliados con nosotros mismos y con nuestro prójimo.


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Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto. »

  • Una enseñanza actual

Jesús nos invita a ser mejores,… mejores hombres, mejores mujeres, en definitiva, mejores cristianos. Cuando dice a sus discípulos “habéis oído” se refiere a la enseñanza tradicional, dada oralmente sobre todo en las sinagogas. Pero HOY nos dice a nosotros, cristianos del siglo XXI, que presentemos “nuestras ofrendas” con sinceridad, que nos presentemos “ante el Altar” reconciliados con nosotros mismos y con nuestro prójimo.
En estos versículos del capítulo 5 del Evangelio de San Mateo se cuenta el caso de un hombre que tiene deudas con otro hombre. Jesús pide que se reconcilien porque va mucho más allá de la solidaridad natural. Para el Padre somos sus hijos y entre nosotros somos hermanos y aunque como tales “discutimos”, tenemos conflictos, tensiones, procuremos arreglar TODO mientras vamos de camino. La fraternidad verdadera en la vida cotidiana es prioritaria al servicio cultual de Dios; ser hermanos es un auténtico servicio a Dios. El camino de la vida cristiana “se hace cuesta arriba pero es bella la vista desde la cima: Jesucristo”. Muchas veces nos cuesta vivir los mandamientos, las bienaventuranzas: el camino que marca Jesús en el Evangelio, pero ante las propuestas de misericordia, reconciliación, perdón y amor, Jesús nos dice que Él es el que más ama y quiere que nosotros amemos igual. Desea que pasemos de la práctica formalista a una actitud de interiorización.
Monjas Dominicas Contemplativas Monjas Dominicas Contemplativas 
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucia (Orihuela)
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miércoles, 8 de junio de 2016

“Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). “Haced esto en memoria mía” (Lc 22,19).
¿No ya lo que pensamos, sino lo que vivimos, entra de lleno en la plenitud de la Ley de Jesús?


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Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos.»

  • La Ley y los Profetas, para Jesús

Para Jesús, la Ley cumplió muy bien su cometido, preparó el terreno, hizo presente a Yahvé en medio del pueblo. Bien interpretada por los Profetas, mantuvo y preparó la llegada del Mesías. Jesús la defiende y la cumple en general. En particular, corrige, perfecciona y completa detalles concretos, con aquellas famosas antítesis de: “Se dijo a los antiguos… pero yo os digo”; y lo mismo sucedió con la interpretación que hacían los fariseos del ayuno, del sábado, de la resurrección y, muy especialmente, del amor en todas sus dimensiones.
Por otra parte, a Jesús le molestó mucho la hipocresía de los fariseos en el cumplimiento de la Ley. No podía quedarse a gusto con un cumplimiento externo, material y sólo normativo; buscaba, sinceridad, autenticidad, coherencia. Por eso, le molestaba más el orgullo de los fariseos y su hipocresía que los defectos de los discípulos, mostrándose continuamente más como pescadores que como discípulos. Pero estos eran auténticos, y su bondad y autenticidad les llevará a ser testigos de la Resurrección.
Dos cosas sólo para terminar con la Ley según Jesús:
“Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado” (Jn 13,34). “Haced esto en memoria mía” (Lc 22,19).
¿No ya lo que pensamos, sino lo que vivimos, entra de lleno en la plenitud de la Ley de Jesús?
¿Crees que puede haber todavía algún peligro de absolutizar lo que, al menos de alguna forma, es relativo, relativizando, así, lo absoluto?
Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
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martes, 7 de junio de 2016

Ser sal y ser luz, significa dar sentido y valor a la VIDA, sí una vida con mayúsculas.

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Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

  • Ser sal y luz

Este pasaje del Evangelio es muy conocido y cuando creemos conocer algo tanto, puede que nos perdamos los detalles insignificantes pero no por ello menos importantes.
Ser sal y ser luz, significa dar sentido y valor a la VIDA, sí una vida con mayúsculas, porque la sal no sólo tiene la capacidad de dar sabor, sino de conservar alimentos, algunos usan la sal para crear obras de arte… si le preguntáramos a un invidente por la importancia de la luz en su vida, podríamos creer que nos diría que no la tiene, pero seguro que nos equivocamos porque la luz no sólo alumbra, la luz da calor, la perciben de otra manera, pero la luz para nosotros, según cómo sea, puede dar sentido a mucho de lo que hacemos y a veces necesitamos la ausencia de esa luz para ver mejor, necesitamos la oscuridad para valorar la claridad, necesitamos el silencio para ser conscientes de lo importante que es sentirnos a nosotros mismos.
Está claro que cuando no nos aplicamos el ser luz y sal para nosotros el sentido se amplía, ser sal y luz para los demás es aprender a poner una sonrisa aún en los momentos más complicados, a perdernos a nosotros para ayudar a los demás a encontrar o a encontrarse. Se trata de dar sentido y valor a lo que parece carecerlo, un puñado de sal o una vela pequeña encendida puede que no sean un gran tesoro, pero si eso tan insignificante se lo das a otro puede que le resuelvas situaciones que no pensabas ni que podían existir, alumbrar su camino, darle sabor a lo poco que tiene para comer, poner color a lo que parecía haberlo perdido, colocar una sonrisa en una cara triste.
Ser sal y luz es dar, es darse.
¿Qué sal necesita tu vida? ¿Qué luz te alumbra? ¿Qué haces por los demás?
Hna. Macu Becerra O.P.Hna. Macu Becerra O.P.
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia
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lunes, 6 de junio de 2016

¿estamos dispuestos a dejarnos enseñar? ¿estamos dispuestos a aprender? 
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Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,1-12
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.»

  • «Bienaventurados… alegraos y regocijaos»

Ante toda posible desolación de sequía y hambre a nuestro alrededor, como nos profetiza Elías, siempre hay esperanza, siempre hay salvación, siempre hay alegría y gozo y, así, nos lo anuncia el evangelista Mateo en el pasaje de las bienaventuranzas.
Las bienaventuranzas no son una lista de promesas condicionadas; si esto, entonces aquello. Las bienaventuranzas son una gracia para quien las lee, las ora, las contempla y las pone en práctica.
Son un proyecto de vida en el que se habla de pobreza, mansedumbre, llanto, hambre, sed, persecuciones, insultos, calumnias, pureza, humildad, trabajo y misericordia. Nos hablan de nuestra vida, la personal de cada uno de nosotros que tiende a asemejarse a la de Jesús, pues Él habla en ellas de su proyecto entre nosotros y de la vida tras la resurrección. Lo que escuchamos por boca de Jesús es una enseñanza pero, ¿estamos dispuestos a dejarnos enseñar? ¿estamos dispuestos a aprender? Si respondemos afirmativamente, hemos de procurar: que nuestro espíritu (persona) se desprenda de cargas y vicios que esterilizan; ser benignos con todo y todos (nosotros, los demás, la creación, Dios); aprender a ser compasivos y llorar, que el llanto alivia el alma y lava la cara del triste para hacerla brillar; vivir y luchar por que las injusticias no destruyan al ser humano; amar a los que sufren acompañándoles en su camino; hacer que la paz no sea un sueño, sino una realidad; y, acoger la persecución, el insulto y la calumnia por la incomprensión y la molestia de quien denuncia el mal y anuncia el bien.
¿Dónde está la palabra de Dios en nuestro entorno? ¿Dónde están y quiénes son los verdaderos profetas?
Las bienaventuranzas son una enseñanza directa de Jesús. ¿Estoy dispuesto a dejarme enseñar y a aprender?
Las bienaventuranzas son un proyecto de vida. ¿Cómo puedo las hacer vida cotidiana?
D. Juan Jesús  Pérez Marcos O.P.D. Juan Jesús Pérez Marcos O.P.
Fraternidad Laical Dulce Nombre de Jesús de Jaén

viernes, 3 de junio de 2016

Los cristianos son, en primer lugar, invitados a hacer la experiencia espiritual de la misericordia divina desde su punto de vista, pues Dios les toma tales y como son. Jamás se sentirán abandonados: Dios está siempre presente, sin cesar, en su búsqueda.

jueves, 2 de junio de 2016

No podemos amar a Dios sólo. El amor a Él nos debe hacer salir de nosotros mismos para encontrarnos con el prójimo y verlo como Dios lo ve. 

miércoles, 1 de junio de 2016

 Los saduceos imaginaban la vida en cielo igual a la vida en la tierra. Al final, Jesús concluye: “Nuestro Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error!”