El Evangelio de hoy
Juan 3, 31-36
"El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él".
Reflexión
Es interesante el binomio que utiliza San Juan en este pasaje. Fijémonos que dice: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida". De manera que no basta creer, sino que es necesario obedecer.
Esto lo refiero pues hay algunos hermanos que dicen: "Yo creo en Dios, incluso yo creo en Jesucristo pero "no voy a misa"; o algunos otros: "Yo soy un buen cristiano, pero en lo que se refiere a mis negocios, sigo la "ley del más fuerte". Este abismo que se va creando entre fe y vida, entre creer y obedecer es el que hace que la resurrección de Cristo no se manifieste con fuerza en muchas comunidades.
Es esencial creer, pero esto es fundamentalmente un don de Dios, pues quién puede creer que un hombre resucitó hace dos mil años y aún está vivo, si no es porque Dios se lo atestigua en el corazón; sin embargo, obedecer es una respuesta libre de nuestra voluntad a la fe en el Resucitado. Jesús nos probó que es Dios resucitando, probémosle que realmente creemos en su resurrección y en él mismo, llevando una vida conforme al Evangelio. Creo que es justo, ¿no?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
Juan 3, 31-36
"El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu.
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en contra de él".
Reflexión
Es interesante el binomio que utiliza San Juan en este pasaje. Fijémonos que dice: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida". De manera que no basta creer, sino que es necesario obedecer.
Esto lo refiero pues hay algunos hermanos que dicen: "Yo creo en Dios, incluso yo creo en Jesucristo pero "no voy a misa"; o algunos otros: "Yo soy un buen cristiano, pero en lo que se refiere a mis negocios, sigo la "ley del más fuerte". Este abismo que se va creando entre fe y vida, entre creer y obedecer es el que hace que la resurrección de Cristo no se manifieste con fuerza en muchas comunidades.
Es esencial creer, pero esto es fundamentalmente un don de Dios, pues quién puede creer que un hombre resucitó hace dos mil años y aún está vivo, si no es porque Dios se lo atestigua en el corazón; sin embargo, obedecer es una respuesta libre de nuestra voluntad a la fe en el Resucitado. Jesús nos probó que es Dios resucitando, probémosle que realmente creemos en su resurrección y en él mismo, llevando una vida conforme al Evangelio. Creo que es justo, ¿no?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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