lunes, 29 de julio de 2019

Meditación Diaria Juan 11,19-27 escrito por Pbro. Luis A. Zazano julio 29, 2019 Juan-11,19-27 Evangelio según San Juan 11,19-27. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo». Cada vez que visitas nuestros anunciantes estas ayudando a Misioneros Digitales Santa Marta. 1) El pésame: En los momentos duros encontramos personas que nos acompañan, algunos por un simple cumplir y otros por acompañarnos en los momentos duros y decididos de la vida. Pero hay veces que culpamos a la sociedad de cómo se vive y qué nos pasa, pero la sociedad la hacemos nosotros. Hoy vivimos en una sociedad indiferente, basta ver que te roban en la calle y nadie se mete, en una sociedad que cada uno mira lo suyo, cómo será que ya se está perdiendo el saludo en la calle porque cada uno está con sus auriculares y mirando su pantalla de celular. Hoy, pidamos a Dios por una sociedad que sea comunitaria. 2) Marta: Ella experimenta la muerte de su hermano, el dolor… cuánto nos golpea cuando perdemos un ser querido, cuánto nos duele. Sólo la fe nos anima a luchar y a seguir. Es duro y difícil, para estas heridas no hay medicación sólo la confianza en Dios y la fe. 3) Crees: Jesús te invita a creer y a confiar, abandónate a las manos de él y viví junto a él. Quisiera terminar con una oración antigüa pero hermosa para rezar por aquellos que fallecieron o han de fallecer: «Te recomiendo a Dios Todopoderoso, mi querido hermano (o hermana), y te pongo en las manos de aquel de quien eres criatura, para que después de haber sufrido la sentencia de muerte, dictada contra todos los hombres, vuelvas a tu Creador que te formó de la tierra. Ahora que tu alma va a salir de este mundo, salgan a recibirte los gloriosos coros de los Ángeles y los Apóstoles, que deben juzgarte; venga a tu encuentro el ejército triunfador de los generosos Mártires; rodéete la multitud brillante de Confesores; acójate con alegría el coro radiante de las Vírgenes, y sé para siempre admitido con los santos Patriarcas en la mansión de la venturosa paz. Anímete con grande esperanza San José, dulcísimo Patrón de los moribundos. Vuelva hacia ti benigna sus ojos la santa Madre de Dios. Preséntese a tí Jesucristo con rostro lleno de dulzura, y colóquete en el seno de los que rodean el trono de su divinidad. No experimentes el horror de las tinieblas, ni los tormentos del suplicio eterno. Huya de ti Satanás con todos sus satélites. Líbrete de los tormentos Jesucristo, que fue crucificado por ti; colóquete Jesucristo, Hijo de Dios vivo, en el jardín siempre ameno de su paraíso, y verdadero Pastor como es, reconózcate por una de sus ovejas. Perdónete misericordioso todos tus pecados; póngate a su derecha entre sus elegidos, para que veas a tu Redentor cara a cara, y morando siempre feliz a su lado, logres contemplar la soberana Majestad y gozar de la dulce vista de Dios, admitido en el número de los Bienaventurados, por todos los siglos de los siglos. Así sea». Un pequeño aporte económico tuyo, puede ayudarnos a continuar con nuestra misión ¡Dios te bendiga!. ¡Gracias! Clic para descargar el audio Fuente >> https://ift.tt/2Yu5gSQ
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