jueves, 22 de enero de 2015

Texto del Evangelio (Mc 3,7-12): En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a Él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
Meditación
Hoy vemos como todo el mundo se acerca a jesús en forma desesperada obtener algo de él y aún así nos pasa hoy. Vamos con jesús le suplicamos que nos cure que nos ayude que no solucióne la vida y muchas veces no nos preguntamos en qué puedo ayudarle yo a él tanto que Jesús aveces tiene que hacer un pequeño espacio entre nosotros para que podamos dialogar porque en el momento de la prueba es cuando acudimos y a veces solamente en ese momento es la única oportunidad que Él tiene para hablarnos y que... le escuchemos.
Acudamos a Jesús con todas nuestras dolencias pero también en ese momento preguntemos "en qué puedo ayudarte yo",  que debo cambiar yo , que debo aprender yo, en esta prueba que me das o permites en mi vida.
Dios te bendiga y te guarde.
Reza por mi.

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