Mateo 23, 23-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que tenían que practicar, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que por dentro siguen sucios con su rapacidad y codicia! ¡Fariseo ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por fuera".
Reflexión
El evangelio de hoy nos enseña que la ley, que es buena cuando uno busca crecer en el amor de Dios, se convierte en un monstruo contra el cual se tiene que estar luchando.
Es importante cumplir la ley, pero este cumplimiento no es un cumplimiento irracional, sino que debe llevarnos a lo que inspiró al legislador, que es amar y tener misericordia de los demás, reconociendo que, el único legislador y juez, es Dios.
Pensemos pues, hoy, ¿cómo estamos viviendo la ley? ¿Vamos a misa el domingo sólo porque está escrito en la ley, o porque realmente queremos amar más al Señor?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que tenían que practicar, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que por dentro siguen sucios con su rapacidad y codicia! ¡Fariseo ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por fuera".
Reflexión
El evangelio de hoy nos enseña que la ley, que es buena cuando uno busca crecer en el amor de Dios, se convierte en un monstruo contra el cual se tiene que estar luchando.
Es importante cumplir la ley, pero este cumplimiento no es un cumplimiento irracional, sino que debe llevarnos a lo que inspiró al legislador, que es amar y tener misericordia de los demás, reconociendo que, el único legislador y juez, es Dios.
Pensemos pues, hoy, ¿cómo estamos viviendo la ley? ¿Vamos a misa el domingo sólo porque está escrito en la ley, o porque realmente queremos amar más al Señor?
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
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