Dios siempre nos sorprende y nos desborda con sus regalos. La promesa de la recompensa es desproporcionada respecto a la renuncia realizada: el ciento por uno.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: -«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: -«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.»
“Nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido”
El texto que nos propone hoy el evangelio aparece tras la incomprensión por parte de los discípulos ante el segundo anuncio de la muerte y Resurrección de Jesús (9, 30-32). Pedro con su afirmación “nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido” hace alusión a los relatos vocacionales (Mc 1, 16--20; 2, 14) en los que, la respuesta a la llamada de Jesús, se realiza a través de dos acciones: dejar familia y trabajo; y seguir a Jesús. El verbo “seguir” implica, no sólo caminar tras Jesús por los caminos de Palestina, sino adherirse a la persona de Jesús, compartir su vida, su misión y, si fuese necesario, su destino.
Jesús hace una promesa, para aquellos que viven en pos de su seguimiento y han relativizado el resto de sus bienes “por Él y por el evangelio” (no basta cualquier motivación). Para ello hace alusión a un premio en dos etapas: en el presente, en este tiempo histórico que vivimos hoy; y en el futuro, en aquello que llamamos el tiempo escatológico, la otra vida. Dios siempre nos sorprende y nos desborda con sus regalos. La promesa de la recompensa es desproporcionada respecto a la renuncia realizada: el ciento por uno. Jesús promete que quien renuncia a alguna de las cosas de la lista: casa, hermanas o hermanos va a recibir todas ellas. Todas las relaciones familiares y las cosas que dejó para seguirle, las encuentra ahora en la comunidad de vida junto a otros seguidores de Jesús; ellos son su familia y con ellos disfruta de los bienes compartidos. El seguimiento implica participar de una comunidad de vida y de bienes, pero también lleva consigo la participación en el destino de Jesús, mediante las persecuciones, lo que hace que esta etapa histórica de la recompensa no sea definitiva. Esta se realizará en la otra vida, la vida otra, en la que recibiremos la vida eterna o lo que es lo mismo, los valores del Reino llegarán a su plenitud.
Ahora podemos preguntarnos: ¿Cómo vivo mi seguimiento de Jesús, lo vivo en clave de renuncia o de regalo recibido? ¿Disfruto la nueva familia y los nuevos bienes que Jesús me da en mi comunidad de vida?
Hna. Mariela Martínez Higueras O.P. Congregación de Santo Domingo |
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