viernes, 22 de enero de 2016

Señor, gracias por llamarme. A pesar de mis debilidades, quieres que te siga, me llamas a ser de tus elegidos, a vivir ese estilo de vida lleno de oración, pues éste es el requisito para predicar el Evangelio

Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso, y ellos lo siguieron. Constituyó a doce para que se quedaran con él, para mandarlos a predicar y para que tuvieran el poder de expulsar a los demonios.

Constituyó entonces a los doce: a Simón, al cual le impuso el nombre de Pedro; después, a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, a quienes dio el nombre de Boanergues, es decir «hijos del trueno»; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, que después lo traicionó.

Palabra del Señor.

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)


«Jesús está en medio de la gente, la acoge, le habla, la cura, le muestra la misericordia de Dios; en medio de ella elige a los Doce Apóstoles para estar con Él y sumirse como Él en las situaciones concretas del mundo. Y la gente le sigue, le escucha, porque Jesús habla y actúa de modo nuevo, con la autoridad de quien es auténtico y coherente, de quien habla y actúa con verdad, de quien da la esperanza que viene de Dios, de quien es revelación del Rostro de un Dios que es amor. Y la gente, con alegría, bendice a Dios.

Esta tarde nosotros somos la multitud del Evangelio, también nosotros tratamos de seguir a Jesús para escucharle, para entrar en comunión con El en la Eucaristía, para acompañarle y para que nos acompañe. Preguntémonos: ¿cómo sigo a Jesús? Jesús habla en silencio en el Misterio de la Eucaristía y cada vez nos recuerda que seguirlo quiere decir salir de nosotros mismos y hacer de nuestra vida no una posesión nuestra, sino un don de Él y a los otros» (Homilía de S.S. Francisco, 30 de mayo de 2013).

Diálogo con Cristo


Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito


Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezar un vía crucis, para meditar todo el amor que Cristo me tiene.




«Si la oración no mantiene este edificio y sostiene todas sus partes conjugándolas entre sí, no podrá ser firme y sólido, ni subsistir por mucho tiempo.»

(Casiano, Colaciones, 9)

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