miércoles, 27 de enero de 2016

Hay que ser honrados y colocar las cosas por su orden: primero, Dios que es el que da, el que siembra, el que crea; luego, el hombre, el terreno, la actitud ante el don.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4,1-20

"En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla.
Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: «Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno.»
Y añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo: «A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que, por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen."»
Y añadió: «¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno."



Reflexión Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino


Sé que lo que nos interesa, como humanos, es la actitud que mostramos y mantenemos ante el don que, gratuita y pródigamente, recibimos de Dios. Pero, hay que ser honrados y colocar las cosas por su orden: primero, Dios que es el que da, el que siembra, el que crea; luego, el hombre, el terreno, la actitud ante el don. Por eso, lo primero un canto al Sembrador, sin el cual ni actitudes, ni terrenos ni siembras ni nada.

Me imagino a aquellas gentes que escuchan a Jesús, y piensan no sólo en lo que dice sino en lo que hace, y lo ven con el pensamiento salir todas las mañanas por los caminos de Galilea a sembrar la Palabra a todos, a sus seguidores sencillos y a los no tan sencillos fariseos que merodean también por allí aunque no sean “tierra buena”. Pero, Jesús, como su Padre, les habla con entusiasmo, con cercanía, con ternura; y busca que su siembra, su Palabra, llegue a todos, particularmente a los más pobres, indefensos y necesitados.

Que nadie nos llame soñadores a los que buscamos continuar la siembra de Jesús. Sabemos, como sabía él, que hay que ser realistas, que el éxito no está garantizado; que, además de depender del sol y la lluvia, la siembra depende del terreno, de la persona. Jesús sabiendo que entre sus oyentes había también “enemigos”, dijo con entusiasmo y convicción lo que dijo. Nosotros tampoco lo ignoramos. Pero, sobre todo sabemos que, junto al realismo, no nos puede faltar la confianza inquebrantable, no en nosotros, sino en él y en la Buena Noticia que sembramos. Así seremos creíbles, como él.

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