Señor, dame la gracia de caminar siempre por
la senda de una fe viva, operante y luminosa que
me permita vivir las prácticas cuaresmales con una auténtico sentido
de reparación y adoración, y que sean el medio para
tomar el control sobre mí mismo, mortificando mi egoísmo y
mi soberbia para realmente entregarme a los demás.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san
Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan
fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué
tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí
ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos
del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán
días en que les quitarán al esposo, y entonces sí
ayunarán”.
Palabra del Señor.
Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa).
«El segundo elemento significativo del camino cuaresmal es el
ayuno. Debemos estar atentos a no practicar un ayuno formal,
o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir
satisfechos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente menoscaba nuestra seguridad,
e incluso si de ello se deriva un beneficio para
los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del
Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad
y se ocupa de él. El ayuno comporta la elección
de una vida sobria, en su estilo; una vida que
no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda
a entrenar el corazón en la esencialidad y en el
compartir. Es un signo de toma de conciencia y de
responsabilidad ante las injusticias, los atropellos, especialmente respecto a los
pobres y los pequeños, y es signo de la confianza
que ponemos en Dios y en su providencia.» (Homilía de
S.S. Francisco, 5 de marzo de 2014).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte
a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en
respuesta al Amado… o, si crees que es lo que
Dios te pide, vive lo que se te sugiere a
continuación.
Cambiar mis hábitos de consumo que dañen a la
creación, por ejemplo, desperdiciar el agua; y aquellos que van
contra la caridad, como el gastar en cosas superfluas en
vez de ayudar a un necesitado.
«El ayuno fortifica el
espíritu, mortificando la carne y su sensualidad; eleva el alma
a Dios; abate la concupiscencia, dando fuerzas para vencer y
amortiguar sus pasiones, y dispone el corazón para que no
busque otra cosa distinta de agradar a Dios en todo.»
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