Amar
y perdonar como Dios ama y perdona. Este es un
programa de vida que no puede conocer interrupciones o excepciones,
sino que nos empuja a ir siempre más allá sin
cansarnos nunca, con la certeza de ser sostenidos por la
presencia paterna de Dios.
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, gracias
por tu misericordia, perdona mis omisiones, sobre todo las relacionadas
con mi falta de amor a los demás. Te pido
que esta oración me ayude a tomar conciencia de este
tiempo de Cuaresma para vivirla con un particular esfuerzo espiritual
y apostólico.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del
santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos: “Es necesario que el Hijo
del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos,
los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a
la muerte y que resucite al tercer día”.
Luego, dirigiéndose
a la multitud, les dijo: “Si alguno quiere acompañarme, que
no se busque a sí mismo, que tome su cruz
de cada día y me siga. “Pues el que quiera
conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el
que la pierda por mi causa, ése la encontrará. En
efecto, ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el
mundo, si se pierde a sí mismo o se destruye?”
Palabra del Señor.
Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)
«Este misterio de comunión, que hace de la Iglesia signo
del amor del Padre, crece y madura en nuestro corazón,
cuando el amor, que reconocemos en la Cruz de Cristo
y en el cual nos sumergimos, nos hace amar del
mismo modo que nosotros somos amados por Él. Se trata
de un Amor sin fin, que tiene el rostro del
perdón y la misericordia.
Pero la misericordia y el perdón
no deben quedarse en palabras bonitas, sino realizarse en la
vida cotidiana. Amar y perdonar son el signo concreto y
visible que la fe ha transformado nuestro corazón y nos
permite expresar en nosotros la vida misma de Dios. Amar
y perdonar como Dios ama y perdona. Este es un
programa de vida que no puede conocer interrupciones o excepciones,
sino que nos empuja a ir siempre más allá sin
cansarnos nunca, con la certeza de ser sostenidos por la
presencia paterna de Dios. Este gran signo de la vida
cristiana se transforma después en muchos otros signos que son
característicos del Jubileo. Pienso en quienes atravesarán una de las
Puertas Santas, que en este Año son verdaderas Puertas de
la Misericordia. La Puerta indica a Jesús mismo que ha
dicho: “Yo soy la puerta: quien entre por mí se
salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos”. Atravesar
la Puerta santa es el signo de nuestra confianza en
el Señor Jesús que no ha venido para juzgar, sino
para salvar. Estad atentos que no haya alguno más despierto,
demasiado astuto que os diga que se tiene que pagar:
¡no! La salvación no se paga, la salvación no se
compra. La Puerta es Jesús y ¡Jesús es gratis! Él
mismo habla de quienes no dejan entrar como se debe,
y simplemente dice que son ladrones y bandidos. De nuevo,
estad atentos: la salvación es gratis. Atravesar la Puerta Santa
es signo de una verdadera conversión de nuestro corazón.» (Homilía
de S.S. Francisco, 16 de diciembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración,
disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te
ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique
en respuesta al Amado… o, si crees que es lo
que Dios te pide, vive lo que se te sugiere
a continuación.
Cargar con la cruz es algo tan sencillo
como sobrellevar con paciencia el carácter de los demás o
ser comprensivo ante un cambio de planes, por eso hoy
voy a ser particularmente paciente ante lo que se presente.
«Si te sobreviene alguna contradicción, bendice al Señor, que dispone
las cosas del mejor de los modos; piensa que la
has merecido, que merecerlas más todavía, y que eres indigno
de todo consuelo; podrás pedir con toda sencillez al Señor
que te libre de ella, si así le place; pídele
que te dé fuerzas para sacar méritos de esta contrariedad.»
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