jueves, 18 de febrero de 2016

La oración mantiene encendida en nosotros la llama de la fe. Por medio de la oración vivimos la auténtica esperanza porque en ella se nos desvela la verdadera razón por la cual es posible esperar

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7,7-12:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»


  • Quien pide, quien busca, al que busca
Este pasaje del Evangelio de hoy, es una recomendación del Señor en la que nos invita a:
Pedir para recibir.
Pedimos cuando reconocemos nuestra pobreza.
Buscar para encontrar.
Buscamos cuando somos conscientes de lo que hemos perdido.
Llamar para ser recibidos.
Llamamos cuando queremos estar con quien amamos.

La oración mantiene encendida en nosotros la llama de la fe. Por medio de la oración vivimos la auténtica esperanza porque en ella se nos desvela la verdadera razón por la cual es posible esperar. Orar por las necesidades de nuestro prójimo es un gran gesto de Caridad.
La oración frecuente nos transforma el corazón.
La oración eleva nuestra vida hacia Dios.
La oración es el lugar por excelencia de la gratuidad.
En la oración reconocemos nuestro vivir frente a Dios, a partir de Él y en orden a Él.

Orando reconocemos que simplemente somos criaturas, necesitados siempre de la ayuda de Dios.
Cuando oramos, Dios siempre tiene la iniciativa llamándonos al encuentro con Él. En la oración descubrimos la cercanía de Dios, nos damos cuenta de cómo nos protege y de cuántos peligros nos salva. Orando aprendemos a escuchar, meditar y a hacer silencio en nuestro interior para escuchar al Señor que nos habla.

En este tiempo de Cuaresma intentemos orar con más frecuencia, y dejemos que el Señor nos «renueve por dentro con espíritu firme.»
Hoy recordamos al “Beato Angélico”, que supo combinar su vocación de fraile dominico con la de pintor consumado. En sus obras dejó plasmada la serenidad, devoción y religiosidad de su vida de oración. Murió en el convento de Roma el 18 de Marzo de 1.455. Juan Pablo II lo beatificó el 3 de Octubre de 1.982, y en el año 2.000 lo nombró patrono de los artistas.
Monjas Dominicas Contemplativas Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de Santa Catalina de Siena (Paterna)


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