viernes, 30 de septiembre de 2016

Es la conversión un llamado no sólo a los no creyentes o a los que profesan otras creencias, sino a los propios cristianos. Es el medio que tenemos para que nuestro corazón no se endurezca.



San Lucas 10,13-16:
El llamado a la conversión

Autor: Regnum Christi

Fuente: Regnum Christi Para suscribirse


Evangelio: San Lucas 10,13-16:

En aquel tiempo, Jesús dijo: "!Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo". Luego, Jesús dijo a sus discípulos: "El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado".

Meditación

Este pasaje nos muestra cómo al que más se le ha dado, más se le exigirá. Podríamos traducir esta exigencia en términos de conversión. Nosotros, bautizados y guiados en nuestra fe, habiendo recibido innumerables gracias de Dios, tenemos la obligación moral de corresponder. Es la conversión un llamado no sólo a los no creyentes o a los que profesan otras creencias, sino a los propios cristianos. Es el medio que tenemos para que nuestro corazón no se endurezca. Es la conversión la que hace que el hombre viejo dé paso al hombre nuevo; es la renovación diaria de nuestro corazón para Dios. Cada día que empieza es una oportunidad de volver al camino de la voluntad de Dios, de renovar las promesas bautismales y de reconocer los errores cometidos. Esto nos mantendrá en continua conversión y nos alejará de llevar un cristianismo hueco y superficial.
Pero para ello, no basta con asistir sólo a la misa y seguir los mandamientos de la Iglesia; debemos ir más allá: buscar cada mañana encontrarnos con Jesucristo a través de la oración, de la alabanza a su nombre y de la lectura diaria de las Sagradas Escrituras, pues en ellas se nos revelan los misterios del Reino y las grandes promesas que como hijos de Dios tenemos. Después de leer el evangelio de hoy, sería bueno preguntarnos si hemos tenido un verdadero encuentro con Jesucristo o sólo nos hacemos llamar "cristianos" por costumbre o tradición. Y si hoy sentimos el llamado de Dios a la conversión, busquemos como nunca antes encontrarnos con Jesucristo, elevándole una oración en la intimidad y clamando su presencia desde lo más profundo de nuestro ser.

Reflexión apostólica:

El apóstol de este tiempo es aquel que va dando alegría y esperanza a la gente con la que convive. Es aquel que lucha día a día por su propia conversión, aquel que busca dar a conocer el amor de Dios a todos los hombres a través de la predicación incansable del Evangelio para lograr la conversión de los corazones y la construcción de una civilización de justicia y amor cristianos.

Propósito:

Descubrir y valorar la fe.

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