miércoles, 26 de octubre de 2016

Sólo el que esté dispuesto a poner esa nota de riesgo en su vida puede estar en el camino de la salvación cristiana.








Miércoles 26/10/2016Beato Damián de Finalborgo 
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13,22-30:


En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»

Oramos con la Palabra


Nadie lo sabe. Espontáneamente habría que pensar que muchos, porque mucha, infinita, es la misericordia de Dios; y tanto amor no puede ser estéril. Jesús no nos resuelve el problema que quiere que resolvamos nosotros. Pero, también ofrece luz. Por una parte, afirma el amor de Dios y el deseo de salvación. “Dios ha amado tanto al mundo que ha enviado a su Hijo al mundo para salvarlo”. “No habrá más que un solo rebaño y un solo pastor” (Cfr. Jn 3,17ss). Y, por otra parte, nos pone alerta: “Hay muchos llamados, pero pocos escogidos”, referido a la libertad humana y al respeto exquisito que Dios tiene hacia ella.
“No os engañéis diciéndoos a vosotros mismos: tenemos por padre a Abraham. Porque os digo que Dios es capaz de sacar de estas piedras hijos de Abraham”. Ni siquiera las solas oraciones o prácticas religiosas sirven. “No todo el que me dice: ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial”. “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha”. Sólo el que esté dispuesto a poner esa nota de riesgo en su vida puede estar en el camino de la salvación cristiana. Y cuidemos no exagerar el esfuerzo, a no ser el que nos lleve a confiar en Dios cada vez más y a fiarnos del todo de él. Este sentido de esfuerzo está presente en todo el Evangelio. Esfuerzo para pedir que el Señor nos lleve de la mano, convencidos de que todo nos irá mejor, todo irá mejor a quienes hemos sido enviados, y, al final, también le oiremos que nos dice: “Tranquilo, tranquila, hoy estarás conmigo en el cielo”.
¿Cómo acabas viendo la respuesta de Jesús, evasiva o realista?
¿No crees que Jesús quiso que nos fijáramos más en el camino de salvación que en la cantidad?

Fray Hermelindo Fernández RodríguezFray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
Enviar comentario al autor 

0 comentarios :