martes, 31 de mayo de 2016
viernes, 27 de mayo de 2016
jueves, 26 de mayo de 2016
miércoles, 25 de mayo de 2016
martes, 24 de mayo de 2016
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
“Nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido”
Hna. Mariela Martínez Higueras O.P. Congregación de Santo Domingo |
lunes, 23 de mayo de 2016
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 17-27
«Se fue triste porque era muy rico»
¿Vivimos dominados por la búsqueda del bienestar personal?
¿Vivimos realmente el amor a los pobres del que tanto hablamos
D. Félix García O.P. Fraternidad de Laicos Dominicos de Viveiro (Lugo) |
viernes, 20 de mayo de 2016
Desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa...
El Evangelio de hoy
Marcos 10, 1-12En aquel tiempo, se fue Jesús al territorio de Judea y Transjordania, y de nuevo se le fue acercando la gente; él los estuvo enseñando, como era su costumbre. Se acercaron también unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?"
Él les respondió: "¿Qué les prescribió Moisés?" Ellos contestaron: "Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa". Jesús les dijo: "Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre".
Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: "Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio".
Reflexión
La respuesta de Jesús es categórica y no nos deja lugar a dudas de cuál es el proyecto de Dios para el hombre: "Unirse a su mujer y de esta manera ser una sola cosa con ella". Sin embargo, en medio de este mundo lleno de confusiones y de antivalores en el que la vida espiritual y el proyecto de Dios tienen poca importancia, es fácil no darnos cuenta de que, es precisamente en este proyecto, en el que el hombre y la mujer alcanzan la plenitud y, con ello, la felicidad en la paz.Esto va haciendo que el sacramento del matrimonio se minusvalore y lamentablemente, vemos que muchos jóvenes se casan y no son capaces de luchar por su matrimonio. En la cultura del: "Úsese y tírese", son muchos los que prefieren terminar con el compromiso y la alianza hecha ante Dios que luchar, usando el poder de Dios, para llevar adelante el proyecto de vida que se habían trazado.
No permitas que esto pase en tu vida. Si aún no has escogido o encontrado la persona que Dios pensó para tu felicidad, no te apresures, y sobre todo, deja que las cosas maduren de manera que la decisión del matrimonio sea algo que brota del corazón. Si ya estás casado, no te alejes de la gracia y podrás realizar un matrimonio lleno de alegría, para toda la vida.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
miércoles, 18 de mayo de 2016
Texto del Evangelio (Mc9,41-50): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros».
Comentario: Rev. D. Xavier PARÉS i Saltor (La Seu d'Urgell, Lleida, España)
«Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa»
Hoy, el Evangelio proclamado se hace un poco difícil de entender debido a la dureza de las palabras de Jesús: «Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela (...). Si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo» (Mc 9,43.47). Es que Jesús es muy exigente con aquellos que somos sus seguidores. Sencillamente, Jesús nos quiere decir que hemos de saber renunciar a las cosas que nos hacen daño, aunque sean cosas que nos gusten mucho, pero que pueden ser motivo de pecado y de vicio. San Gregorio dejará escrito «que no hemos de desear las cosas que sólo satisfacen las necesidades materiales y pecaminosas». Jesús exige radicalidad. En otro lugar del Evangelio también dice: «El que quiera ganar la vida, la perderá, pero el que la pierda por Mí, la ganará» (Mt 10,39).
Por otro lado, esta exigencia de Jesús quiere ser una exigencia de amor y de crecimiento. No quedaremos sin su recompensa. Lo que dará sentido a nuestras cosas ha de ser siempre el amor: hemos de llegar a saber dar un vaso de agua a quien lo necesita, y no por ningún interés personal, sino por amor. Tenemos que descubrir a Jesucristo en los más necesitados y pobres. Jesús sólo denuncia severamente y condena a los que hacen el mal y escandalizan, a los que alejan a los más pequeños del bien y de la gracia de Dios.
Finalmente, todos hemos de pasar la prueba de fuego. Es el fuego de la caridad y del amor que nos purifica de nuestros pecados, para poder ser la sal que da el buen gusto del amor, del servicio y de la caridad. En la oración y en la Eucaristía es donde los cristianos encontramos la fuerza de la fe y del buen gusto de la sal de Cristo. ¡No quedaremos sin recompensa!
Marcos 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Hemos visto a uno que expulsa a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos". Pero Jesús le respondió: "No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor".
Reflexión
Una de las cosas que impiden que se dé la unidad en nuestra Iglesia es lo que se conoce como "capillismo", es decir, esa tendencia a pensar que sólo nuestro grupo, nuestro movimiento, es el único que tiene la verdad y que los otros no tienen ni siquiera razón de existir; esta actitud sucede incluso cuando se piensa que tal o cual sacerdote o tal o cual líder religioso es el que tiene la exclusiva para la construcción del Reino.Este pasaje nos muestra que no es algo nuevo sino que es algo que ya desde el tiempo de Jesús existía, por lo que en este pasaje les hace ver que en la Iglesia, es decir en la construcción del Reino, hay diferentes carismas y diferentes maneras de proponer el mensaje evangélico. Y así encontramos que desde la Teología de la Liberación, que propone un evangelio más encarnado e inculturado desde los más pobres, hasta la Renovación en el Espíritu Santo que busca una renovación del individuo desde el corazón, lo que se busca es la edificación de la sociedad del amor, la vida vivida de acuerdo al Espíritu y la propagación del amor de Dios a toda la humanidad.
Cada uno coopera de diferente manera a la única misión de la Iglesia que es evangelizar. No seamos, pues, de los que criticamos u obstaculizamos la extensión del Reino, sino unámonos en un solo Espíritu a fin de que, como nos lo proponen los Obispos de Latinoamérica, podamos llegar a la unidad en la diversidad.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro