martes, 6 de diciembre de 2016

Dios siente por ti una cierta debilidad de amor
Mateo 18,12-14 - II Martes Adviento: Lo mismo su Padre del cielo, no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
Fuente pildorasdefe.net

Santo Evangelio según San Mateo 18,12-14

La curación de un paralítico:En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños". Palabra del Señor.

Reflexión del Papa Francisco

Es precisamente éste el mensaje más profundo: la alegría de Dios. Un Dios a quien no le gusta perder. Y por ello, para no perder, sale de sí y va, busca. Es un Dios que busca a todos aquellos que están lejos de Él.
Precisamente como el pastor[...] que va a buscar a la oveja perdida y, aunque esté oscuro, deja a las demás ovejas en un lugar seguro y va a buscar la que falta, va a buscarla.
Nuestro Dios, por lo tanto, es un Dios que busca. Su trabajo es buscar: ir a buscar para volver a invitar.
En esencia, Dios no tolera perder a uno de los suyos. Esta será también la oración de Jesús el Jueves santo: "Padre, que no se pierda ninguno de los que me has dado".
Es, por tanto, un Dios que camina para buscarte y tiene una cierta debilidad de amorhacia aquellos que se han alejado más, que se han perdido. Va y les busca. Y, ¿cómo busca? Busca hasta el final. Como este pastor que va por la oscuridad buscando hasta que encuentra a la oveja perdida...
Dios busca porque piensa: "A este hijo no lo pierdo, ¡es mío! ¡No quiero perderlo!". Él es nuestro Padre. Nos busca siempre.
Pero el trabajo de Dios no es sólo buscar y encontrar. Porque cuando nos encuentra, cuando encuentra a la oveja, no la deja a un lado ni pregunta: "¿Por qué te has perdido? ¿Por qué te has caído". Más bien la vuelve a llevar al sitio justo.
Podemos decir forzando la palabra que Dios reacomoda:acomoda otra vez a la persona que ha buscado y encontrado; de forma que, cuando el pastor la vuelve a llevar en medio de las demás, la oveja perdida no tenga que escuchar tú estás perdida, sino: tú eres una de nosotras... (Homilía en Santa Marta, 07 de noviembre de 2013)

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