martes, 27 de diciembre de 2016

Para entrar en el misterio de Dios hay que abajarse
Juan 20,2-8 - I Martes de Navidad: Fiesta de San Juan Evangelista: Sólo quien se abaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo

Santo Evangelio según San Juan 20,2-8

Juan, el discípulo amado: "En aquel tiempo, después de la muerte de Jesús, el primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó". Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco


La mañana de Pascua, Pedro y Juan, advertidos por las mujeres, corrieron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío. Entonces, se acercaron y se inclinaron para entrar en la tumba.
Para entrar en el misterio hay que inclinarse, abajarse. Sólo quien se abaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino.
El mundo propone imponerse a toda costa, competir, hacerse valer... Pero los cristianos, por la gracia de Cristo muerto y resucitado, son los brotes de otra humanidad, en la cual tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y respetuosos.
Esto no es debilidad, sino auténtica fuerza. Quien lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor.
Imploremos hoy al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino de tener el valor humilde del perdón y de la paz.
Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo, y que son tantas.. (Homilía en la Bsílica Vaticana, 05 de abril de 2015)

Oración de Sanación

Señor mío, me despierto con la necesidad de que me des un corazón renovado y motivado por tu amor y tu gracia, para que cada una de mis acciones estén orientadas a la compasión y sean apasionadas por tus enseñanzas.
Quiero que mi corazón arda por Ti como loco enamorado, buscando siempre agradarte y serte útil en cada decisión de mi vida descubriendo al mismo tiempo que Tú me has creado para la felicidad
Ven y enséñame a mirar el mundo a través de tus ojos, a sanar por medio del toque de tus manos, a sentir ese llama que enciende el corazón y le da la valentía de sobreponerse a las dificultades.
Quiero presentarme ante Ti, Dios de mi vida, con el corazón desnudo, libre de apegos y ataduras, ponerme bajo tu sombra poderosa, hablarte de mis dolencias con entera humildad y sencillez.
Tú permaneces siempre conmigo, sanándome, sosteniéndome con tu gracia, acompañándome con tu esperanza, preparando mis caminos sin tener miedos y asumiendo los nuevos desafíos de vida.
Cuando ves que ya no me quedan fuerzas, Tú te compadeces de mí, multiplicas mis talentos y quedo saciado por tu infinita bondad que me invita a seguir amándote y entregándote todo de mí.
Sin Ti, pierdo el sentido de las cosas. Sin Ti, no puedo aspirar a la realización de todos mis sueños. Por eso, ven y actúa en mi corazón y no te apartes de él.
Ven, oh mi amado, e inspira siempre mi vida con la luz de tu Espíritu Santo para que todo yo, hable siempre todo de Ti. Amén

Propósito para hoy:

Dedicaré una oración al Señor agradeciendo por todo lo que me ha dado y por el don de su encuentro conmigo

Frase de Reflexión:

"Nuestra alegría proviene de la certeza de que el Señor está cerca con su ternura, su misericordia, su perdón y su amor". Papa Francisco

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