miércoles, 9 de noviembre de 2016

Quedarse a la puerta del templo significa no dejar al Señor habite en nuestrso corazones ; y llevar  de esta manera una vida supérflua y distraernos con cosas vanas que muchas veces nos llevan a pensar que son cosas importantes para nuestra felicidad, cuando en realidad la verdadera felicidad está en nosotros mismos.






EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2,13-22



"Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio". Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá. Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?". Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar". Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?". Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado."

Palabra de Dios




Reflexión: P. Guillermo Feldman Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Quilmes
Fuente: http://www.oleadajoven.org.ar/index.php/Articulos/5407/evangelio-seg-n-san-juan-2-13-22


Hoy nos unimos a toda la Iglesia en esta festividad de la Dedicación de la basílica de Letrán, como el primer templo de la cristiandad.
La lectura del Evangelio de hoy que pertenece a San Juan evangelista nos viene a recordar que ese nuevo templo que se construiría en solo tres días no es otro que el mismo Jesús, que con su muerte y resurrección, habitará definitivamente en nosotros por lo cual podemos decir que cada uno de nosotros, ahora, es el verdadero templo de Dios.

Así nos lo recuerdo el mismo San Pablo, en la primera carta a los Corintios, en el Cap.3, 16: "Somos templos de Dios y el Espíritu Santo de Dios habita en nosotros".

Creo que es una buena oportunidad para poder reflexionar que quizás no podemos ser como los mercaderes del templo de Jerusalén que se quedan a la puerta del templo sin dar la oportunidad de dar un paso más.
Quedarse a la puerta del templo significa no dejar al Señor habite en nuestrso corazones ; y llevar  de esta manera una vida supérflua y distraernos con cosas vanas que muchas veces nos llevan a pensar que son cosas importantes para nuestra felicidad, cuando en realidad la verdadera felicidad está en nosotros mismos.

Allí en lo profundo de nuestro ser habita nuestro dios que llena nuestra vida con su gracia y con su amor. 

Quizás hoy el Evangelio nos aliente a tomar una decisión importante, que podamos dejar de lado todas aquellas situaciones que no dejan que Dios está con nosotros para que de ésta manera, habitando Él en nosotros, mos ayude a discernir lo que es bueno y de su agrado, y encontrar así el camino de una plena realización personal. El Salmo 92 nos dice que la santidad es el adorno de nuestra casa.
Todos estamos llamados a ser santos, esto es, a poder vivir con alegría los mandatos de Jesús que tienen su mayor expresión en el amor a Dios y a los hermanos. 
Que puedas ser siempre testimonio de que Jesús mora en vos, para que muchos que te vean puedan contagiarse con tu alegría, amén.

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