viernes, 29 de diciembre de 2017

  Nuestra misión es llevar la palabra de Dios a todos los rincones del planeta y por sobre todo predicar las enseñanzas de Jesús, doctrina de la Iglesia. Te pedimos que ores por nosotros.       Versión para móviles: Clic aquí         Comparte el Evangelio en las redes sociales   Facebook  Twitter  Whatsapp  Google     Diálogo con Jesús Señor, gracias por estar en mi primer pensamiento de la mañana. Quiero entregarte hoy todos mis miedos, preocupaciones, dolores y confusiones, porque sé que sólo pueden encontrar sanación en Ti. Gracias, porque sé que siempre estarás conmigo y me ayudarás a que todo me salga bien y harás que todas las dificultades y todos los problemas sean auténticos trampolines que me impulsen a lograr mis objetivos. Te suplico que seas el escudo que no permita que los malos deseos, palabras destructivas o las acciones de aquellos que no me quieren, me hagan daño y me hagan sufrir. Cuento con tu presencia para la realización de tantos sueños que tengo y que quiero ver realizados. Amén Evangelio del día: Los brazos de María son como escaleras que usa Dios Lucas 2,22-35 - Viernes después de Navidad: El Señor transforma la obediencia en sabiduría con la acción de su Espíritu Santo Evangelio según San Lucas 2,22-35 La presentación de Jesús en el templo: En aquel tiempo, cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos" Palabra del Señor. Reflexión del Papa Francisco Pongamos ante los ojos de la mente el icono de María, Madre que va con el Niño Jesús en brazos. Lo lleva al Templo, lo lleva al pueblo, lo lleva a encontrarse con su pueblo. Los brazos de su Madre son como la escalera por la que el Hijo de Dios baja hasta nosotros, la escalera de la condescendencia de Dios... Es el doble camino de Jesús: bajó, se hizo uno de nosotros, para subirnos con él al Padre, haciéndonos semejantes a él. Este movimiento lo podemos contemplar en nuestro corazón imaginando la escena del Evangelio: María que entra en el templo con el Niño en brazos. La Virgen es la que va caminando, pero su Hijo va delante de ella. Ella lo lleva, pero es él quien la lleva a Ella por ese camino de Dios, que viene a nosotros para que nosotros podamos ir a él. Jesús ha recorrido nuestro camino, y nos ha mostrado el camino nuevo y vivo que es él mismo... En el relato de la Presentación de Jesús, la sabiduría está representada por los dos ancianos, Simeón y Ana: personas dóciles al Espíritu Santo (se los nombra 3 veces), guiadas por él, animadas por él. El Señor les concedió la sabiduría tras un largo camino de obediencia a su ley. Obediencia que, por una parte, humilla y abate, pero que por otra parte levanta y custodia la esperanza, haciéndolos creativos, porque estaban llenos de Espíritu Santo. Ellos celebran incluso una especie de liturgia en torno al Niño cuando entra en el templo: Simeón alaba al Señor y Ana predica la salvación. Como María, también el anciano lleva al Niño en sus brazos, pero, en realidad, es el Niño quien toma y guía al anciano... Tanto María, joven madre, como Simeón, anciano "abuelo", llevan al Niño en brazos, pero es el mismo Niño quien los guía a ellos. Es curioso advertir que, en esta ocasión, los creativos no son los jóvenes sino los ancianos. Los jóvenes, como María y José, siguen la ley del Señor a través de la obediencia; los ancianos, como Simeón y Ana, ven en el Niño el cumplimiento de la Ley y las promesas de Dios. Y son capaces de hacer fiesta: son creativos en la alegría, en la sabiduría. Y el Señor transforma la obediencia en sabiduría con la acción de su Espíritu Santo También nosotros, como María y Simeón, queremos llevar hoy en brazos a Jesús para que se encuentre con su pueblo, y seguro que lo conseguiremos si nos dejamos poseer por el misterio de Cristo. Guiemos el pueblo a Jesús dejándonos a su vez guiar por él. Eso es lo que debemos ser: guías guiados. Que el Señor, por intercesión de María nuestra Madre, de San José y de los santos Simeón y Ana, nos conceda lo que le hemos pedido en la Oración colecta: "Ser presentados delante de ti con el alma limpia". Así sea. (Fiesta de la Presentacion del Señor, 02 de febrero de 2015) Oración de Sanación Señor, creo firmemente en que en cada despertar derramas tu misericordia y esperas pacientemente que cumpla con tus mandatos de amor. Te doy gracias por venir a mi vida, sanar mi corazón y darme cada día oportunidades por ser una persona nueva, renovada y purificada en tu amor. A través de aquella hermosa experiencia de María y José presentando al Niño Dios en el templo, aprendo a ser obediente con todos tus preceptos. Qué grande fue el dolor en el corazón de María, cuando oyó las punzantes palabras de Simeón quien le profetizó la Pasión y muerte de su dulce Jesús. Tú, el único y verdadero Dios, Rey de reyes, viniste a darnos consuelo como un dulce niño, naciendo en la pobreza para traernos la más grande riqueza Señor, me reconozco pecador; pero quiero salir adelante, imitar el ejemplo de María y José y acudir para confesar mis miserias y recibirte en mi corazón. Salto de gozo por tu sentir tu llegada a mi vida, por sentir esa presencia sanadora que todo lo transforma y por ser símbolo de unidad. Ayúdame a reconocerte en los más pequeños, en los débiles, despreciados y vilipendiados, para así transmitir la luz de tu verdad y esperanza. Amén Propósito para hoy Rezaré un Padrenuestro ofreciéndolo por todos aquellos que están en pecado mortal y han debilitado por completo su fe Frase de reflexión "Es Dios quien da la vida. Respetemos y amemos la vida humana, especialmente la que está indefensa en el seno de la madre". Papa Francisco Video reflexión para hoy   Tú, el Dios verdadero , Rey de reyes, vienes a darme consuelo       Comparte el Evangelio en las redes sociales   Facebook  Twitter  Whatsapp  Google     Artículos de interés     Santo Tomás Becket. Mártir. Se dejó asesinar sin oponer resistencia     Papa Francisco: ¿Qué es la Misa? ¿Qué significa comer la carne de Jesús? Papa Francisco: ¿La Eucaristía es un símbolo?, ¿una imagen? ¡No! La Eucaristía es realmente el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nuestro Señor     El más grande error que los padres de familia cometen con sus hijos Debemos ser los padres que consistentemente enseñemos y modelemos el carácter que queremos que nuestros hijos tengan     3 beneficios importantes de la confesión que quizás no conocías Muy pocos aprovechan el Sacramento de la confesión. Te nombramos sus beneficios para que puedas tener idea de lo que puede hacer en tu vida     Oración para sanar males físicos y espirituales No debemos olvidar que mientras le pedimos a Dios por la sanación física, la mayor necesidad de sanación que se debe tener es la espiritual       Pildoras de Fe es un Portal Católico con un contenido lleno de reflexiones en temas de evangelización. Te invitamos a sumarte a nuestros esfuerzos. Si está en tus posibilidades puedes realizar un donativo y ayudarnos a seguir construyendo el Reino de Dios. Danos una mano amiga. 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